Comprendiendo la variedad de usos que una sustancia semejante podía tener, Hofmann confeccionó un preparado -el Delysid- (...) El prospecto del Delysid se apoyaba en dos efectos básicos del LSD: “provocar la liberación de material reprimido en el paciente y suministrar una relajación mental”, e “inducir psicosis tipo de duración breve en sujetos normales” [14].
2.1. Nueve dibujos
Realizado veinte minutos después de la primera dosis (50ug).
Según las indicaciones del médico, el paciente comienza a dibujar con un carboncillo. El sujeto presenta una condición normal, aún no está bajo los efectos de la droga.
Realizado ochenta y cinco minutos después de la segunda dosis administrada (50ug + 50 ug).
El paciente parece eufórico y repite: “Puedo verlo todo tan claro, tan claro... eres tú... es todo... Estoy teniendo ligeras molestias para poder controlar este lápiz, parece querer irse.”
Dos horas y media después de la primera dosis.El paciente aparece muy concentrado en la tarea de pintar. “El contorno parece normal pero está muy intenso -todo está cambiando de color. Mi mano debe seguir la atrevida extensión de las líneas. Siento que mi inconsciente está situado en una parte de mi cuerpo ahora activa- mi mano, mi codo... mi lengua ” .
Dos horas y treinta y dos minutes después de la primera dosis.
El paciente parece luchar para rellenar su papel. “Estoy intentando hacer otro dibujo. Los contornos del modelo son normales pero ahora no están en mi dibujo. Mi mano está aprisionada. No es un buen dibujo ¿verdad? Lo intentaré de nuevo...”
Dos horas y treinta y cinco minutos después de la primera dosis.
El paciente sigue realizando rápidamente otro dibujo. “Lo haré pintando en un trazo... sin pararme... ¡una línea, sin interrupciones!” A veces, mientras dibuja el paciente comienza a reír, es entonces cuando comienza a alarmarse por algo que hay en el suelo.
Dos horas y cuarenta y cinco minutos después de la primera dosis.
El paciente intenta trepar, está, en general, agitado, responde lentamente a las preguntas mientras intenta pintar algo más, empieza gradualmente a no hablar. “Yo soy... todo está... cambiado... ellos me están llamado... tu cara... quién es...” El paciente, entre dientes y de forma casi inaudible entona una melodía (parece como “Thanks for the memory”). Cambia de material y dibuja con tempera.
Cuatro horas y veinticinco minutos después de la primera dosis.
El paciente se retira a la tarima, pasando aproximadamente dos horas tumbado, agitando sus manos por el aire. Su retorno a la actividad es de improviso y de forma deliberada, cambiando de material, usando lápiz y acuarela. “Éste será el mejor dibujo, como el primero, sólo mejor. Si no tengo cuidado perderé el control de mis movimientos, pero será, porque lo sé, lo sé (lo repite muchas veces).” El paciente hace los últimos trazos del dibujo mientras corre a lo largo de la habitación.
Cinco horas y cuarenta y cinco minutos después de la primera dosis.
El paciente continúa moviéndose por la habitación, cruzando el espacio con diversas variaciones. Hace una hora y media que se ha sentado a dibujar de nuevo -parece bajo los efectos de una droga-. “Puedo sentir mis rodillas de nuevo. Creo que estoy comenzando a cansarme. Éste es un bonito y buen dibujo -este lápiz es muy pesado para sostenerlo-” (sostiene un lápiz).
Ocho horas después de la primera dosis.
El paciente se ha sentado en el borde de la cama. Él relata la intoxicación que lo ha agotado. Nosotros le pedimos un último dibujo que empieza a realizar con un ligero entusiasmo. “No tengo nada que decir sobre este último dibujo, es malo y poco interesante. Quiero irme a casa ahora”.
El Genio Maligno
Revista de Humanidades y Ciencas Sociales
Nº 2, Marzo de 2008